En el artículo de hoy vamos a entender por qué engordamos desde un punto de vista evolutivo.
Esto es el punto de partida que nos abrirá la mente para entender los futuros artículos, y comprender que prácticamente todo en la fisiología tiene una explicación desde la supervivencia como especie animal que somos.
¿QUÉ TIENE QUE VER MI CEREBRO CON MI BARRIGA?
Para empezar tenemos que hablar de nuestro cerebro, debemos saber que consume aproximadamente el 20% de las calorías del cuerpo, y aunque hoy en día hay calorías de sobra en tu nevera o despensa, probablemente haya demasiadas, tu cerebro no lo sabe aún, ya que durante cientos de miles de años no ocurría así.
Había épocas de más fácil acceso a la comida, pero también había periodos de escasez, y si no hubiéramos desarrollado un almacén de energía, el cerebro no tendría el alimento suficiente para sobrevivir, y hacer bien sus funciones.
Así que la evolución humana nos conlleva a dos adaptaciones evidentes:
- Por un lado cerebro más grandes y sofisticados que obviamente consumen más energía
- Y por otro más facilidad para engordar, no por fastidiar tu estética, sino para asegurarse un almacén de energía, y tener alimentos para el cerebro si nos pasamos unos días sin alimentos.
De hecho ninguna otra especie, ha evolucionado tanto en el desarrollo cerebral como nosotros, los animales apenas han sufrido transformación en este sentido y parece que se debe a que no lo podrían mantener, ya que ellos no han evolucionado en la caza métodos de cocinado o conservación de alimentos como obviamente sí lo ha hecho el ser humano.
Es decir haber evolucionado como especie y tener cerebros más grandes y desarrollados, nos lleva a pagar un precio por ello, y es tener facilidad para engordar, con el fin de que sea un almacén de calorías por si nos quedamos sin comida ya que cerebro más grandes mayor necesidad de aporte energético.
¿LA CELULITIS ES UN ERROR O TAMBIÉN ES CULPA DEL CEREBRO?
Otro factor que influye en nuestro acúmulo de grasa como fuente calórica que ya veremos más adelante es el tema de la celulitis tan odiada por muchas mujeres
Los hombres acumulamos más grasa cerca de las vísceras, la cual es mucho más peligroso por cierto, sin embargo las mujeres distribuyen esa grasa alejando la de las zonas vitales del cuerpo hacia glúteos y caderas.
Pero la naturaleza no es que sea mala y las quiere hacer menos estéticas, ya que es otra reserva de grasa para el futuro bebé.
La grasa que suelen acumular ahí es bastante abundante en omega 3, el cual es imprescindible para el feto durante el embarazo y la lactancia.
De hecho, muchas mujeres notan que cuando dan el pecho, por arte de magia parece que se reduce esta celulitis, la explicación fisiológica parece ser que esa grasa está ahora destinada a crear la leche materna en cantidad y calidad.
¿Pero por qué los depósitos para el cerebro nuestro o para la celulitis en las mujeres son de grasa y no son de proteína o no son de hidratos?
Pues fácil, porque la naturaleza tonta no es y le importa que sobrevivas…
Y es que resulta que un gramo de grasa aportan 9 calorías de energía y un gramo de carbohidratos o de proteínas aproximadamente 4, con lo cual la grasa te aporta más del doble de calorías.
Esta es la razón por la que tus depósitos de grasa no tienen un límite, pero los depósitos de hidratos de carbono apenas llegan a 500 gramos entre glucógeno muscular y hepático, y de proteína no hay depósitos en sí mismos.
¿ENTONCES NO PUEDO PERDER GRASA POR CULPA DE UN CEREBRO MÁS SOFISTICADO?
Tampoco es eso, hoy quiero que entiendas la importancia que tiene la fisiología, y que es tu cerebro, en concreto el hipotálamo principalmente, es el que va a decidir si podemos perder grasa, y sobre todo cuánto y cuándo.
Y aquí radica la importancia de evitar dietas milagros, suplementos mágicos, o cosas extremas, como dejar de comer o hacer unas dietas muy hipocalóricas.
A corto plazo pueden funcionar, porque bajo 4 kilos 8, 12, ó 20 kgs, y creo que está funcionando… pero si mi cerebro se va a asustar porque las cosas las hemos hecho mal… Vendrán efectos secundarios.
Y aquí entra en juego un par de hormonas clave en el proceso
La leptina es una hormona que la detallaremos en otro artículo junto con grelina y otras, pero a groso modo se trata de una chivata de los niveles de grasa que tenemos en el organismo.
Si éstos disminuyen, poco a poco la leptina no se asusta, no avisa a nadie, y no se pone a ladrar… podríamos seguir por ese camino de pérdida de grasa de manera paultaina.
Pero si los niveles empiezan a bajar peligrosamente, de manera súbita, repentina o brusca… la leptina empieza a ladrar, para alertar al cerebro que como sigamos por ese camino, en unas semanas no habrá grasa suficiente para poder mantener el cerebro y obviamente podemos llegar a morir.
En este momento tu fisiología empezará a organizar un sistema defensivo para comenzar a defenderte y almacenar grasa de manera urgente, para tener alimento suficiente para poder alimentar a tu cerebro.
Llegado a este punto, si sigo empeñado en perder grasa, puedo agravar y mucho este problema, dado que empezaré a comprometer mis hormonas , y ya te aseguro que «al hambre» nunca le vas a acabar ganando.
El cuerpo se asusta, y piensa que estamos en las temidas épocas de escasez, ralentizando mi metabolismo y aumentando mi hambre, como entenderás tu cuerpo quiere gastar menos e ingerir más, una combinación peligrosa si tu objetivo es adelgazar.
Por otro lado tu cerebro entiende que no es época de procrear, y una de las medidas que toma el organismo es que en los hombres haya un descenso de testosterona, y en las mujeres empieza a desregular la menstruación, llegando incluso a perderla al cabo de unos meses.
Llegado este punto veremos qué es uno de los varios motivos de los que se conoce como rebote o la curva en forma de J
- Es decir tengo un peso dado, imaginemos que 80 kgs
- De repente bajo mucho de peso muy pronto haciendo las cosas mal, y bajo a 70 kgs, estoy muy contento porque he bajado 10 kgs en unas semanas.
- Mi cuerpo se asusta y me estanco, ya que el hipotálamo piensa que si pierdo 5 kgs a la semana, todas las semanas, en un mes podría llegar a morir.
- Y comienza la temporada de acumular grasa, no por fastidiar, sino por supervivencia.
- Y de repente empiezo a coger algún kilo, empiezo poco a poco a recuperar mi peso hasta que al fin vuelvo a mis 80 kgs.
- Es más, incluso cojo algún kilo de más, por si se me ocurre volver a hacer dietas extremas, y acabo esta fase experimental con 82 kgs…
- En este punto es donde mucha gente comenta: «me engorda hasta el agua» , «me engorda respirar»…
Y sí… en este punto te engorda todo lo que hagas, porque tu cerebro se está defendiendo de la agresión que le hiciste de no comer, o de hacer de la dieta mágica de la piña o de una dieta muy hipocalórica.
Y hasta aquí el artículo de hoy, espero que hayas entendido la importancia de no agredir a nuestro cuerpo con dietas extremadamente bajas en calorías, ni productos milagrosos.
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La bibliografía consultada y recomendada,
Fisiología del ejercicio: Nutrición, rendimiento y salud (McArdle, Katch y Katch)
Tratado de Fisiología Médica (Guyton y Hall)
Fisiología Humana (Silverthorn)
Anatomía para estudiantes (Drake)
Fisiología (Costanzo)
Atlas de Anatomía Humana (Netter)
Principios de Anatomía y Fisiología (Tortora y Derrickson)
Anatomía y Fisiología Humana (Marieb)
Saludable Mente (Vázquez)
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